De nada valen añoranzas y lamentos,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o por corbata
al salir a la calle. Apenas tenemos
lo que tenemos: el espacio de historia
concreta que nos toca, y un minúsculo
territorio donde vivirla. Pongámonos
de pie una vez más, y que se oiga
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quienes somos y que todos lo escuchen.
Y al terminar, que se vista cada uno
como le plazca buenamente, y ¡aprisa!
que está todo por hacer y todo es posible.
Miquel Marti i Pol
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